Como llueve parece nos olvidamos que debiéramos llevar décadas en acciones para combatir y controlar la desertificación. En los medios a menudo se nos recuerda que pese al agua caída, esto vendría siendo un paréntesis en la mega sequía. Escépticos y negacioncitas podrán decir que esto está normalizándose y que responde al normal ajuste que la naturaleza lleva decenas de miles de años realizando, como si fuéramos inocuos para el planeta.
1. Desertificación: se refiere al proceso por el cual las tierras fértiles se convierten gradualmente en desiertos debido a diversas causas, como la deforestación, la agricultura intensiva, el pastoreo excesivo y el cambio climático.
2. Desertización: se refiere específicamente al proceso por el cual las tierras se vuelven más áridas, secas y con menos vegetación debido a la degradación del suelo y el clima, lo que puede llevar a la formación de desiertos.
Siempre entendí una como un proceso natural, Desertización y otra con una fuerte componente antrópica, Desertificación. Pero las circunstancias actuales me hacen pensar que en ambas existe una componente humana, ya que la degradación del suelo y clima, en la actualidad es en buena parte culpa de nuestras, malas, acciones sobre el planeta.
El viento erosiona, el agua erosiona y han hecho esto por cientos de miles de años y son los elementos que han dado forma al relieve y por ende a gran parte de las maravillas naturales que día a día admiramos al por ejemplo mirar la cordillera. El problema es nuestra intensiva acción sobre la naturaleza, a la que no le damos tiempo para recuperarse, como esta lleva haciendo desde cientos de miles de años.
Solemos, creo, asociar estos procesos al desierto, arena, dunas, pero al tener en su seno la perdida de fertilidad, bien se puede ampliar a laderas de cerros, campos que han sufrido sobre pastoreo, deforestación, malas prácticas agrícolas, que llevan a una inevitable pérdida en la calidad de los suelos, y por ende menor capacidad de sostener la carga a que los sometemos, y si hacemos esto extensivo a la flora que de manera natural sostienen y vía esta la fauna menor y mayor es la cadena trófica completa la que está en riesgo. Quizá en tiempos remotos el proceso de desertización suponía tiempo para que muchas especies se adaptasen a las nuevas condiciones, migrasen o como en muchos capítulos del gran libro que es la evolución natural al no poder hacerlo se extinguiesen, de seguir así nada asegura que el próximo negro capítulo de ese libro lo protagonicemos nosotros.
¿Hay planes de mitigación?, por supuesto que sí, acá se detallan las naciones comprometidas en esta lucha, https://www.unep.org/es/noticias-y-reportajes/reportajes/de-chile-china-la-lucha-mundial-contra-la-desertificacion , pero siempre parecen haber intereses cruzados que retardan la ejecución oportuna de las acciones, el innegable derecho al bienestar, representado en acceso a la salud, educación, la justicia social, y ciertamente los necesarios bienes de consumo, causantes primordiales del desajuste al que hemos sometido al planeta.
El 17 de junio es día mundial de la Lucha contra la Desertificación y la Sequía, reflexionar sobre esta y las problemáticas asociadas es un buen ejercicio.
Datos actuales
Respecto a la situación de la desertificación en Chile se considera que afecta a un 21,7% del territorio continental en alguna de sus categorías, ya sea leve, moderado o grave, lo cual corresponde a 16.379.342 hectáreas, con una población bajo riesgo de desertificación de 6.816.661 habitantes, es decir un 37,9% de la población, distribuidas en 156 de las comunas del país.
El riesgo de degradación de la tierra a nivel nacional expresado en términos de superficie indica que aproximadamente el 79,1% del país tiene algún grado de riesgo de degradación de la tierra en categorías leve, moderado o grave, correspondiendo a 59.863.662 hectáreas. La población afectada con algún grado de riesgo de degradación de las tierras asciende aproximadamente a 12.064.099 habitantes lo cual equivale al 67,1% de los habitantes del país distribuidos en 292 comunas.
Extraído de Programa de acción nacional de lucha contra la desertificación, la degradación de las tierras y la sequía PANCD-Chile 2016-2030.
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